Dicen que el Curita empieza a amenazar a los feligreses con la excomunion cada vez que ve a alguien masticar, pierde toda cordura y tambien amenaza a los monaguillos con aplicarles penitencias medievales.
El curita parroquiano ya estaba hasta el gorro de que sus feligreses se la pasaran interrumpiendo el sermon dominical con sus llamaditas telefonicas. Pecado mortal al que llame por telefono en plena homilia, bola de sacrilegos!!